Casi al terminar de leer El sufrimiento de los seres comunes, de Guillermo Saccomanno, intento – una vez más – contar algunas cosas que se parecen a un cuaderno borrador, a un block de apuntes, a una biografía tardía.
¿Por qué menciono a Guillermo y su último libro?. Porque decidí desprenderme de los escritos cronológicos y aventurar una especie de fragmentos sin precisar fechas ni lugares ni pareceres.
¿Hay una escritura sin biografía o sin autobiografía?. Saccomanno parece decir que no. Y yo también digo que todo intento de escritura es una manera de plasmar lo sucedido de una manera que no se note demasiado.
Más aún. Uno hace el esfuerzo por despistar a un lector (¿lecter?) para que mientras lee crea que es él mismo o ella misma o un otro cercano o una otra también cercana.
Estos borradores, estos borrados, estos textos, deberían ocasionar algún efecto en sus lectores ( me cansa el inclusivo). Alguna esperanza, algún suicidio, algún asesinato, revolver algún rencor, tristeza o desdicha pasada.
Nada debe ser extenso.
Esto tampoco.